Ser de pueblo, católico y gay…
Desde pequeños ya somos presionados para ser alguien en la vida; para cumplir nuestro papel de género y para, encima, ser felices.
Continuar leyendoSi algo admiro en esta vida es el carácter fuerte de las mujeres, sobre todo el de las mujeres mexicanas y más el de las integrantes de mi familia y amigas. El título de esta columna de opinión personal está inspirado en mi MADRE: incansable guerrera que no para de repetir que «nuestro pecho no es bodega»; en las enseñanzas y dichos que me han enseñado a lo largo de esta novela llamada vida y, sobre todo, en la frase que remata cualquier comentario sagaz de mi querida tía Teresita: «¡Y ya dije… aah!»